Meditación
El masaje tántrico es una parcela de la meditación, de hecho, cuando eres experto meditador reconoces y disfrutas con mayor consciencia y profundidad de los beneficios del masaje. Es, asimismo, una práctica dentro de la filosofía tántrica.
La meditación es una práctica en la cual el individuo entrena la mente o induce un modo de consciencia. La meditación normalmente implica un esfuerzo interno para autorregular la mente de alguna forma, en armonía y plena consciencia del cuerpo que medita. La meditación es una búsqueda interior de nuestro propio yo, es el vehículo que usamos para recorrer el viaje hacia nuestro yo interior.
El masaje tántrico es una técnica del Neotantra que a través de prácticas sexuales buscaría el equilibrio o armonización de la energía[SIC], en el camino hacia un estado superior de conciencia; proceso que según sus creeyentes se realizaría a través del uso de la energía sexual que se liberaría en su práctica.
Está práctica es un tipo de «tantra«, en el cual el éxtasis del placer no es el objetivo en sí, sino el medio a través del cual se puede liberar al hombre y conducirle a la plenitud espiritual, a la conciencia pura.
El masaje tántrico en su práctica es un tipo de masaje erótico, en el que la finalidad no es alcanzar la eyaculación, sino como una forma de «meditación» en pareja, y de bienestar personal.
Sin embargo, sus detractores afirman que el masaje tántrico es realmente un término inventado por escritores new age para dar «valor agregado» a prácticas en los cuales este involucrado el masaje de los genitales femeninos y masculinos; a los que se menciona por sus nombres sánscritos, yoni y língam, para así tratar de crear un nexo entre esta práctica con la cultura oriental de la India.
En general, nuestros pensamientos y reacciones vitales funcionan de forma instintiva. Estamos programados para responder de forma lineal a las diferentes situaciones que se nos presentan en nuestra vida, según nuestras preferencias educacionales, nuestras ego-motivaciones, necesidades y demás. Estos son serios impedimentos para meditar. Es decir, para alcanzar éxito en nuestras meditaciones, es esencial que cambie nuestra mente, emocional e intelectual. Las prácticas de meditación son un excelente método para confrontar nuestros complejos, fobias y conflictos mentales que se encuentran en nuestro subconsciente, inaccesibles, normalmente, por nuestra mente consciente, raíz de nuestra infelicidad y de nuestros problemas para realizarnos como seres humanos, cuando ocurre.
Al mismo tiempo, ocurre que, cuando meditamos con constancia, tenemos mayor comprensión del prójimo y su comportamiento, y, de este modo, tenemos una mayor armonía en nuestras relaciones
También hay que considerar, los beneficios de la meditación se van logrando con una práctica continuada. En un principio, podemos sentirnos más relajados y confiados sin más. Para alcanzar estados elevados espiritual o mentalmente, hemos de practicar con constancia durante algún tiempo, no necesariamente durante largas horas. Pero sí, una práctica regular durante meses, de unos treinta minutos, te dará beneficiosos resultados.
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Sexo y amor pueden ir unidos, pero no es una relación que vaya necesariamente conjunta.
Lo mismo sucede con la muerte.
Aunque todos sabemos que vamos a morir. Es un tema del que preferimos no hablar. Nadie quiere enfrentarse al tema.
Por el sexo naces y desde el momento en que naces, caminas hacia la muerte. Al igual que desde el mismo momento en que mueres te acercas a la vida.
El sexo es la vida reconociéndose a sí misma, pero cuando haces sexo y llegas al orgasmo, mueres.
Sexo y muerte son las dos caras de una misma moneda, de la dualidad serpentina siempre cambiante que se enrosca sobre sí misma.
El ser humano percibe, de manera inconsciente, la profunda relación que existe entre el sexo, la vida y la muerte.
La muerte no puede existir sin la vida, es decir sin sexo, tal y como el nacimiento no puede existir sin la muerte, es decir sin sexo.
Son Aserciones de Jesús.
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